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Pulsa "Play" arriba en la imagen de "Sound Cloud" y escucha al protagonista de la entrevista !!!
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En esta ocasión vamos a realizar una
entrevista en 2 partes, hay muchas cosas que contar. Para este
reportaje vamos a contar con cuatro jugadores de segundo año de
equipo Junior Masculino de Filipenses Baloncesto (Miguel Alconero,
Álvaro Acítores, Juan Tejerina y Pablo Sierra) y con su entrenador
“Toño” Pariente. Personalmente ha sido una gozada ver disfrutar
a este grupo durante este año, más que verles ganar. La gente como
yo que se pierde en las tácticas o dinámicas del juego, nos fijamos
en esos pequeños detalles que se ven en lo personal y que dicen
mucho. Siento que vuestro final haya sido tan cruel después de
tantos años de trabajo, pero nadie os puede quitar lo bailado.
¿Qué
mensaje tienes para estos chicos después de tantos años mano a mano
contigo?
Toño: Antes
de nada me gustaría agradecer, a todo mi equipo en general y a los
jugadores de segundo año en particular, el compromiso y dedicación
que han tenido a lo largo de estos años conmigo. Me quedo con la
entrega, la garra que han demostrado en cada partido o en cada
entrenamiento, sabiendo en todo momento cada uno asumir su rol dentro
del equipo.
En mi dilatada carrera como entrenador
no he conseguido reunir un grupo tan homogéneo y equilibrado como
éste, a pesar de las dificultades que hemos tenido por el camino. Ha
sido un pena terminar esta temporada así, hubiese sido el premio
final a tantos años de esfuerzo y dedicación.
Después
de unos 10 años ligado a un mismo Club va a costar hacer un resumen
¿Nos cuentas el tuyo?
Miguel: Tras
9 años jugando y gracias a mis compañeros puedo sacar más blancos
que negros, aunque siempre hay grises. Si que te duele ver que amigos
con los que has echado lazos gracias al deporte lo van dejando. Desde
los primeros años hasta alevín, me quedo con los “Fanatic Mini”
y con otros torneos como la
Mini Copa Easo, estas veces
eran las primeras veces que dormía fuera de casa y he de comentar
que los inicios eran difíciles (risas).
También
recuerdo una lesión de brazo (rotura de radio y cúbito) y aunque
fue duro estar sin jugar me ayudó a hacerme más
duro a nivel mental y deportivo. A partir de Infantiles te das cuenta
de que juegas para algo más que los aplausos de la familia y obviar
los consejos de mi madre para que tenga cuidado. Al final ponemos en
riesgo nuestra integridad física por poner a nuestro equipo más
cerca de la victoria, es el espíritu de poner el equipo por encima
de la persona. También me gustaría agradecer a todos esos
compañeros que he tenido y ahora juegan en categorías superiores,
que han
sido un espejo para mí
y he aprendido mucho de ellos. En
el equipo hay muy buen rollo y tenemos nuestros piques sanos, estos
fomentan la intensidad de manera más
graciosa y el ambiente de este año ha sido el mejor que he tenido en
estos años. Aunque este año también hemos tenido el lastre de la
falta de jugadores porque muchos lo van dejando, aquí nos echaron
una mano los fantásticos jugadores cadetes y nos han ayudado mucho y
a buen nivel. No me
quiero olvidar de nuestros entrenadores con una frase de Napoleón
para referirme a su labor “Si montas un ejército con 100 leones
liderados por 2 perros, esos leones morirán como perros. Pero si
montas un ejército de 100 perros liderados por 2 leones, los perros
lucharán como leones”. Por último dar las gracias a toda la
afición y padres/madres que nos han ido acompañando en cada partido
dándonos su apoyo.
Aunque
eres el que menos tiempo ha jugado de los cuatro ¿qué han sido para
ti todos estos años?
Álvaro: Empecé
en 1º ESO, con la mala suerte que me rompí la pierna al segundo día
de entrenar y perdí la temporada entera. Durante todos estos años
yo he jugado para divertirme, no tanto para ganar porque no tengo las
capacidades o el talento necesario para destacar demasiado. Yo lo que
hago lo intento hacer bien, no juego mucho pero
pasármelo bien con mis compañeros es lo principal. También vivo
mucho los partidos, aunque no sea el que más aporte para ganarlos.
Aunque siempre he jugado poco, este año he podido jugar más de lo
normal y ha coincidido con la temporada más exitosa de todos estos
años, hemos quedado invictos
y jugando contra equipos muy fuertes como el Leonés o un cantera de
ACB (Miraflores). Me ha encantando ver que he aportado al equipo lo
que he podido y me he sentido muy involucrado, la pena es que haya
acabado de esta manera tan dura.
Mi
futuro deportivo es incierto, ya que jugar en EBA es muy exigente y
hace falta mucho nivel. Lo más seguro es que me marche a Barcelona,
allí buscaré un equipo adecuado a mis características para
poder seguir disfrutando aunque sea en partidillos con los amigos.
Junto
con Juan, haces las funciones de capitán del equipo ¿qué funciones
tienes en estas categorías de base?
Miguel: Tiene
que ser alguien con experiencia, saber qué
derechos y obligaciones tiene, esto es algo que se gana con la
veteranía.
Nosotros siendo de primer año tuvimos la suerte de que las
generaciones mayores que nosotros eran muy capaces en esta función.
No quiere decir que el capitán sea alguien de segundo año, tiene
que juntar veteranía y empatía. Ser capitán no se limita a ver
quien está inscrito en el acta, debe ser el elemento comunicador y
correo de transmisión entre vestuario y entrenador, tener la
confianza de todo el equipo y tener claro que el respeto se gana, no
se impone. Ser capitán no te hace dejar de ser humano porque también
fallamos y tenemos que estar al pié del cañón, siendo ejemplo para
los demás.
Tienes
que contarnos de donde viene tu apodo de “Stephen”, aunque me
imagino que sea cosa de tus amigos (deportivos y académicos) con los
que guardas una gran relación dentro y seguro que tiene una gran
peso en tu día a día ¿no?
Álvaro: Pues
viene de las matemáticas (risas) ya que en 1º ESO me rompí la
pierna e iba en silla de ruedas al principio y les recordaba a
Stephen Hawking, y como a ambos se nos dan bien las matemáticas me
quedé con ese nombre, era el chiste fácil… aunque también me
gusta que me digan que es por Stephen Curry ya que es un buen
jugador, aunque yo no lo sea tanto.
También quiero agradecer mucho el
apoyo de mis amigos y toda la afición en los partidos, les gusta
verme jugar aunque tampoco juego en exceso y siempre que salgo mis
minutillos les oigo animarme desde la grada. Este año recuerdo
cuando fueron a animarme con unas caretas con la imagen de mi cara y
se las pusieron como en la NBA, me apoyan mucho y cuando meto un
triple es una pasada verles. Al igual que le pasa a mi compañero
Marcos Ochoa, al que también le apoyan mucho cuando las cosas le
salen bien, se agradece mucho la verdad.
Llevas
años compaginando jugar con arbitrar ¿cómo está siendo esta
experiencia?
Miguel: Llevo
desde 3º ESO arbitrando y todo comenzó al terminar un entreno en
Campos Góticos. Sergio Cea, nuestro entrenador y también árbitro
entonces, nos propuso arbitrar algún partido de escuelas y tardé
poco en aceptar la propuestas, ya que se necesitaban árbitros. No
sabíamos donde nos metíamos y cuando se lo dije a mi padre no tenía
ni silbato, así que bajé al bazar de abajo de casa a comprarme
uno...y sonaba fatal (risas). Ya luego mi padre me trajo un silbato
en condiciones.
Estuve
2 años ayudando a mi Club hasta que me metí en el Comité para
pitar a nivel autonómico y he tenido la suerte de conocer a grandes
personas que desde la perspectiva de jugador de Club no hubiese
tenido ocasión. Me ha
ayudado a ser una persona más
empática con la labor del otro y ser más respetuoso y cauteloso,
cosa que me ha servido
para manejar alguna situación. Al evolucionar como árbitro, también
lo he hecho como jugador dándome cuenta que también son humanos y
se equivocan, mereciéndose el respeto como si fuese un jugador de tu
equipo. Al final el árbitro y el jugador son complementarios en el
campo.
Sin
ser protagonista en los equipos que has jugado a nivel de números,
has asumido tu rol y es difícil ya que todos quieren sus minutos
¿cómo lo has ido llevando durante estos años?
Álvaro: Yo
estoy contento con mi rol, aunque me pase un día entero en el bus y
luego viendo los partidos de los cadetes o infantiles y sabiendo que
luego voy a jugar poco. Esto no importa y lo que hay que hacer es
pasar el día con el equipo y pasártelo bien
porque somos amigos, aunque
entiendo que hay gente que se enfade por no jugar. Yo soy consciente
que en partido apretado no voy a disponer de minutos, ya que tengo
compañeros que van a aportar más que yo porque son mejores, y yo me
dedico a animar todo lo que puedo. Somos un grupo muy unido y eso se
nota en la pista, intento que nos llevemos todos bien y somos buena
gente, no somos chupones, nunca nos recriminamos nada… es lo que
tiene y debe ser un equipo.
¿Con
qué
te quedas de
todos estos años y cómo
has gestionado tu día a día?
Miguel: Es
un aspecto delicado porque tienes que elegir tus preferencias, al
principio éramos muchos y se tuvo que hacer 2 equipos para poder
jugar la Liga Escolar. En categoría autonómica era más duro porque
llegada la hora de la convocatoria y no estar se hacía duro. Aunque
esto era una motivación para esforzarse más. Este año se sumó al
grupo un chico nuevo, Ángel, y a estas edades estábamos intrigados
porque los lazos de amistad ya están establecidos, y era una buena
noticia. Lo más
duro fue a
los 16 años porque hubo muchas bajas, hay que priorizar las cosas y
si quieres salir de fiesta, esto no es muy compatible por la
exigencia y compromiso que se debe tener, siendo lo fácil prescindir
del baloncesto. En bachillerato sólo quedamos los que sentimos de
verdad este deporte, aunque mi padre me dice que podía seguir
mientras no afectase a mi nivel académico ya que esto es una
afición. Hay gente que piensa que jugamos porque no tenemos otra
afición mejor y esto te enseña valores como la educación, respeto,
saber ganar o perder entre otros. Aunque el año que viene deje las
canchas de manera oficial por
no poder dar lo mejor de mi mismo jugando, voy a priorizar mis
estudios y dar gracias a Filipenses por todo lo que me ha enseñado.
¿Piensas
que la clave del éxito de este año ha sido creer en vosotros mismo
y afrontar las cosas sin tener nada que perder?
Álvaro:
Cierto
es que estando en segunda división son más asequibles los equipos
que al estar en primera división, aunque nos
tocó el grupo más difícil. Hay partidos que teníamos que ganarles
sí
o sí
para lograr clasificarnos para la “Final a 3”. Encima
tuvimos
la
suerte de jugar la fase
en
casa con nuestra afición, y al
final la
ganamos. En la siguiente fase se complicaba la cosa y pensaba que
contra Leonés y Miraflores no íbamos a ganar. La
verdad es que mis
compañeros tenían claro que íbamos a ganar los dos y
“destrozarlos”. Es
muy posible que la clave del éxito haya sido creer en nosotros
mismos y otra parte creo que ha sido como un exceso de confianza por
parte del equipo contrario de que éramos inferiores; cuando se
quisieron dar cuenta era tarde y en un final de partido apretado nos
supimos sobreponer.
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